¨Por patriotismo no hago la
guerra. Nunca la hice. Hago la guerra contra el patriotismo del capitalismo, el
patriotismo que convierte al interés de la clase capitalista en prueba suprema del
deber y el derecho. Estoy con el patriotismo de la clase obrera, con el
patriotismo que juzga todo acto público por su efecto sobre la fortuna de
quienes padecen. Considero patriótico todo aquello que es bueno para la clase
obrera, pues este movimiento o partido es la encarnación más perfecta del patriotismo
que trabaja con más éxito para que la clase obrera conquiste el control de su
destino en la tierra en que trabaja.
En consecuencia, considero al
socialista de otro país mi compatriota y al capitalista de mi propio país como
mi enemigo natural. Considero que cada nación contribuyó al tronco común de la
civilización, y considero a la clase capitalista de cada nación como el enemigo
lógico y natural de la cultura nacional que hizo aquella contribución.
Cuanto más fuerte es mi afecto
por la tradición nacional, su literatura, lenguaje y simpatías, con más firmeza
arraiga mi oposición a la clase capitalista que, en su desalmada codicia de
poder y oro, está dispuesta a triturar a las naciones como si lo hiciera en un
mortero¨
¨Las tradiciones pueden
proporcionar, y con frecuencia ése es el caso, el material para un martirio
glorioso, pero nunca pueden ser lo suficientemente fuertes como para cabalgar
sobre la tormenta de una revolución exitosa. La república que querría establecer
para mis compatriotas debería ser aquella cuya mera mención fuera en todo
momento como un rayo de luz para los oprimidos de todos los países, que
mantuviera en todo momento la promesa de libertad y riqueza como recompensa por
los esfuerzos en su nombre. La República irlandesa puede ser una palabra que
conjure su sufrimiento, un punto de encuentro para los desafectos, un refugio
para los oprimidos, un punto de partida para los socialistas, entusiastas de la
causa de la libertad humana.
El dominio inglés en Inglaterra
no es sino símbolo del hecho de que los conquistadores ingleses en el pasado
forzaron en este país un sistema de propiedad basado en el expolio, el fraude y
el asesinato; que, actualmente, el ejercicio de los “derechos de propiedad” así
originados implica la práctica continua del expolio legal y el fraude. El
dominio inglés se descubrió como la forma más apropiada de gobierno para la
protección del expolio, y el ejército inglés es la herramienta más flexible con
la que ejecutar el asesinato judicial cuando los temores de las clases
propietarias así lo demandan.
El socialista que quiera destruir
de raíz la totalidad del sistema brutalmente materialista de civilización, que,
exactamente como el idioma inglés, hemos adoptado como si fuera nuestro, es,
sostengo, un enemigo mucho más mortífero para el dominio y tutela inglesas que
el superficial pensador que imagina que es posible reconciliar la libertad de
Irlanda con aquellas formas insidiosas pero desastrosas de sometimiento
económico: la tiranía de los terratenientes, el fraude capitalista y la usura
inmunda; funestos frutos de la conquista normanda, la trinidad impía de la cual
Strongbow y Diarmuid MacMurchadha –el ladrón normando y el traidor irlandés–
fueron convenientes precursores y apóstoles.
Si mañana expulsáis al Ejército
inglés e izáis la bandera verde sobre el Castillo de Dublín, a menos que
construyáis una República socialista todos vuestros esfuerzos habrán sido en
vano.
Inglaterra os seguirá dominando.
Os dominará a través de sus capitalistas, a través de sus terratenientes, a
través de sus financieros, a través de su colección de instituciones
individualistas y comerciales que ha sembrado en este país y regado con las
lágrimas de nuestras madres y la sangre de nuestros mártires.
Inglaterra os seguirá dominando
hasta vuestra ruina, incluso si vuestros labios ofrecen un homenaje hipócrita
al altar de la libertad cuya causa habéis traicionado.
El auténtico patriotismo busca el
bien de cada persona en la felicidad de todos, y va contra el deseo egoísta de
los bienes materiales que sólo se pueden obtener a través de la explotación de
los mortales menos favorecidos. Es la misión de la clase obrera el darle al patriotismo
este alto y noble significado. Esto sólo puede hacerlo nuestra clase obrera, al
ser la única clase universal que abarca a todas las personas, organizándose
como un partido político propio, reconociendo la lucha obrera como la piedra
angular de nuestro edificio económico y el principio vital de nuestra acción
política.¨
¨Nosotros culpamos al pueblo británico que apoya el colonialismo, este imperio pirata que controla sin representación en ningún parlamento a una sexta parte de la raza humana. Todo aquel que forme parte de alguna de estas razas sometidas que se atreva a aspirar a un existencia para su país apartada del imperio británico, es arrestado como un criminal y encarcelado o ejecutado por nuestros gobernantes. India, Egipto, Irlanda, todos nos han suministrado ejemplos en los últimos años. A pesar de todo, esta tripulación pirata que ha sometido y mantenido en cautiverio a esta vasta masa de la humanidad, una sexta parte de la raza humana, que trata como un crimen las mas nobles aspiraciones de libertad de las masas, la tripulación de este imperio pirata tiene siempre el apoyo entusiasta del pueblo británico en frustrar cualquier intento de un pueblo sometido de escapar del imperio.¨
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