martes, 21 de abril de 2015

El papel de la mujer en la revolución dominicana.

¨Nosotros tendremos que organizar ese gobierno allí, manejarlo y estabilizar de una u otra manera. Este Bosch no es bueno…¨ Lyndon Johnson, presidente de los EEUU entre 1963-1969

Se cumplen 50 años de la Revolución de Abril, contra la invasión norteamericana de República Dominicana.
Tras la victoria electoral del escritor y profesor Juan Bosch en 1963, el nuevo gobierno democrático salido de las urnas pretendía  tomar algunas medidas izquierdistas como la reforma sobre la posesión de las tierras, esto motivó que la coalición de terratenientes, altos mandos del ejército y la jerarquía eclesiástica organizaran un golpe de Estado, derrocando al gobierno legítimo e imponiendo una Junta conocida como el ¨Triunvirato¨. El manifiesto descontento popular ante la situación, acaba provocando una revolución capitaneada por algunos jóvenes militares constitucionalistas como Francisco Alberto Caamaño, (llegó a ser elegido presidente provisional) y combatientes civiles partidarios del regreso de Bosch. La rebelión degenera en guerra civil, y en auxilio de los golpistas y para preservar sus intereses imperialistas, los Estados Unidos, presididos en aquel entonces por Lyndon Johnson, participarán en el conflicto enviando mas de 40.000 soldados del Cuerpo de Marines y de la  82ª División Aerotransportada, ademas de todo tipo de equipamiento militar para los golpistas, en la que se designará como operación ¨Power pack¨, que sería su segunda invasión del país, puesto que ya habían intervenido en 1916. 

Durante el desarrollo de la guerra popular la mujer se incorpora desde el principio, adquiriendo un papel significativo, realizando todo tipo de actividades, desde la atención médica a los heridos, o el suministro de alimentos,  pasando por el entrenamiento en el manejo de armas blancas y de fuego, acciones de correo clandestino, distribución de propaganda, o el traslado de armas. 



Pero no se limitarían sólo a estas acciones sino que también participarían directamente en los comandos guerrilleros, sirviendo como francotiradoras, preparando y lanzando cócteles molotov en emboscadas a las fuerzas ocupantes y obteniendo armas y vehículos en operaciones de distracción, haciéndose pasar por prostitutas para atraer a los soldados.

Finalmente, la inferioridad en equipamiento militar y efectivos de los revolucionarios, sumado a la cobarde y desproporcionada intervención americana, acaba por abortar la rebelión, dejando como saldo varios miles de muertos. Posteriormente se celebrarían una nueva farsa de elecciones, instalando a Joaquin Balaguer como nueva marioneta del imperio, el cual continuaría las políticas de represión contra el movimiento popular. 



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